Hoy me he dado cuenta que cuando el alma se rompe en dos recoger cada uno de esos pequeños trozos y pegarlos cuesta, pero más doloroso es aún borrar esa marca que queda.
Hoy aprendí que la vida me sorprende con pequeños juegos que me ponen a prueba y cuando creo que todo ha pasado, me encuentro de nuevo frente a frente con el sufrimiento, con mi pequeña marca. El dolor es el camino que elijo para aprender y solo de esta forma, con la valentía de mirarlo cara a cara, puedo despertar de mi letargo, enfrentándome a él y venciéndolo.
Hoy me he dado cuenta que vivo en una dicotomía entre lo que quiero y lo que siento, acallando de esta forma mi alma y no dejando que se manifieste en su tiempo, en su lugar y es entonces cuando la vida me responde con su fuerza para que yo despierte, agradezca y aprenda.
Hoy aprendí que todo es una bendición, hasta lo que parece más doloroso; que todo tiene su ritmo, que hay momentos en nuestras vidas en el que nos cruzamos como dos líneas que intersectan en un mismo punto, para luego seguir avanzando por caminos diferentes.
Aprendí que cada situación tiene su lugar y que ese lugar a veces no coincide con el tuyo, aprendiendo a mirarlo cara a cara para poder soltarlo.
Hoy me he dado cuenta que el tiempo solo entiende de amor, respeto y de una vida llena de pasión y valentía.
Aprendí que todo tiene su tiempo y su lugar.
Si este artículo resonó en ti.
En Barcelona, Coaching Valiente es tu mejor opción para integrar que todo tiene su tiempo y su lugar. Aprende a potenciar tu Liderazgo a través de nuestra metodología «Learning by doing».