¿Cuándo saber si tu relación de pareja está pasando por un momento delicado?
En ocasiones, uno de los miembros de la pareja recurre a la ayuda de un coach, al darse cuenta que hay algo que en su relación está generando resistencias y no permite fluir.
No necesariamente debe existir un conflicto de grandes magnitudes, para abordar un proceso de coaching, el simple hecho de querer conocer más en profundidad la propia relación, ya es un punto de partida.
La pregunta clave sería ¿Qué necesito de esta relación?
Y
¿Cómo sería vivirla desde ahí?
En primer lugar, debemos tener presente que la relación es inteligente, tiene vida propia y tiene voz. Es decir, en el momento que mis necesidades no se encuentran en el mismo punto que las necesidades de mi pareja, o son vistas desde perspectivas diferentes, la relación habla; ¿cómo? con enfados, discusiones, llantos y distanciamiento (entre otras).
Es por ello que decimos que la relación es una tercera entidad que vive entre ambas personas. Si entendemos este punto, tenemos mucho avanzado.
Y ¿Cómo trabajamos esto?
Uno de los puntos clave que me gusta reforzar para que un proceso sea exitoso es crear un espacio seguro, respetuoso y comprometido, donde los miembros de la relación se puedan expresar, manifestar, allanando el terreno de la relación, para dar paso a la creación de algo nuevo.
La proactividad e intencionalidad constructiva y no destructiva, son dos pilares fundamentales a tener presente antes de comenzar un proceso de coaching de parejas.
Muy importante es tener presente que todo lo que ahí sucede, ahí queda, y la pregunta clave y proactiva sería ¿Qué siente la relación, al ver a estas dos personas que están en conflicto?
Para contestar a esta pregunta, utilizo varias herramientas del coaching ORSC (Modelo de coaching de organizaciones y sistemas relacionales, acreditada por ICF), que me permite adentrar a la pareja en un viaje de aventuras, experiencias y conciencia de su relación.
Rescatamos momentos únicos, álgidos y propios de la relación, los traemos a presente, los vivenciamos, amplificamos y ello nos permite crear algo nuevo.
Trazamos una línea sobre la que trabajar, que alimente, cuide, sostenga la relación. Todo ello desde el conocimiento profundo y sincero de quienes somos en la relación, y qué necesita esta de nosotros.
Cuando somos conscientes de cuál es el sueño máximo de la relación, abrimos una inmensa puerta en la que todo es posible; pero para ello debemos atravesar ciertos bordes que nos pueden dar miedo, ya que nos colocan en escenarios muy diferentes a los que estamos acostumbrados a vivir.
Las relaciones tienen esa parte tan increíble y maravillosa que nos ayuda a crecer y a madurar. Lo mas bello de todo ello, es que lo hacemos juntos. Si somos capaces de entender esto, todo reto que suponga avanzar en la vida de la mano de otra persona, es mucho mas lindo, que hacerlo solo.
Y ello me lleva a hacerte la siguiente pregunta ¿Cómo seria estar viviendo el sueño máximo de tu relación?, recuerda que en un sistema de relaciones (en este caso sois dos), todas las voces deben de ser escuchadas, ya que todas esas voces hablan por la relación, y cuando escuches la voz de tu compañero/a, te invito a que salgas del juicio y aceptes que esa es su verdad, porque en el fondo… ¿Qué es bueno o qué es malo?
Me despido con un texto de mi filosofo contemporáneo favorito, Raymond Panikar, que dice:
El gran reto que supone amar, es entender que entre dos personas que se aman, el amor puro debe de traspasar cualquier barrera. El objeto no es la persona, es el amor que sienten el uno por el otro y que les permite , vibrar, volar, como dos almas en una sola.
El amor es la energía donde todo se crea y nada se destruye, donde no impera nadie por encima de nadie, donde todo se funde en UNO, UNI-DOS, (uno mas dos) en un equipo