Mucho se habla y se escribe a cerca de las relaciones; …. ¡son nuestro mayor dolor de cabeza y al mismo tiempo nuestras grandes alegrías!.
¿Qué ocurre cuando esta área de nuestra vida no está equilibrada?, ¿Cómo nos sentimos cuando no estamos completos?
En ocasiones, me gusta sentarme en una terraza, y observar los comportamientos de las personas,….. ¡es increíble!, si me paro un minuto y observo, me doy cuenta del abanico de comportamientos tan diversos que existen.
Nos comunicamos de formas muy diferente y siempre queda latente una necesidad implícita de alimentar a nuestro Ego, con reconocimiento, seguridad, libertad, amor, conexión, sentirse realizado….así haríamos una larga lista.
¿Qué ocurre cuando se despierta una guerra de Egos?, ahí es donde comienza el sufrimiento de la persona, porque toda lucha, siempre implica un vencedor y un vencido.
¡Cuantas relaciones vencidas conviven día a día……!
El miedo a enfrentarnos al cambio, a lo desconocido, nos lleva a aferrarnos a historias muertas, que no tiene vida ni luz, que lo único que le mueve es el Miedo y el Ego, de no querer aceptar, de creerse vencido.
Pero si te detienes y miras fuera de esa absurda guerra de tronos, morir es alcanzar un nivel de inexistencia que permite crear otra nueva , situándonos en un plano vacío donde todo es posible; luego….. ¿quién es el que vencedor o quien es el vencido?
Vivimos en una sociedad donde el conformismo, el sufrimiento gratuito, lleva arraigado muchos siglos. ¡Cuantas veces, escuchaba en mi casa decir! : ”Que le vamos hacer, es la cruz que me toca llevar”.
Hoy por hoy, me niego a pensar que la vida sea una cruz, ni si quiera la muerte es una cruz, pues lo mire como lo mire ambas forman la unidad, las dos caras de la existencia, desde las cuales me permito crecer, conocerme y crear, desde mi libertad, desde mi propia realidad; aquella que yo elijo “ser” en cada minuto y segundos de mi vida.
Me niego a aceptar las relaciones zombis, donde todo se mueve bajo unos patrones heredados, donde en mas de una ocasión me siento huésped de una historia, que ni siquiera es la mía.
Hoy decido quedarme con la libertad de elegir, de vivir el amor, el desamor, de respetar y aceptar lo que la vida me presenta, aunque todo esto me lleve a la muerte; pues sé que después, siempre nace un nuevo día, una nueva historia.
Si este artículo resonó en ti.
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